Xerojardinería
La Xerojardinería y
el Xerojardín
son conceptos acuñados
en los Estados Unidos ('Xeriscape')
a principios de los años
80. El prefijo "xero"
significa seco, del griego "xeros".
Tras
las graves sequías que
sufrieron en los años
70 en el Oeste de los Estados
Unidos, en concreto California
y Colorado, se puso de manifiesto
la necesidad de construir jardines
de bajo consumo de agua, formulándose
unos principios de diseño
y concepción del jardín
que constituyó lo que
hoy conocemos por Xerojardinería.
En España tuvo una gran
difusión en la década
de los 90, influenciado por
otra fuerte sequía que
azotó gran parte de la
Península esos años.
La
idea principal en este tipo
de jardines es hacer un uso
racional del agua de riego,
evitando en todo momento el
despilfarro, en especial
en climas como el Mediterráneo
o subdesérticos, donde
es un bien escaso.
El
ahorro de agua no es el único
objetivo, la Xerojardinería
va más allá. También
tiene un sentido ecológico
y aboga por un mantenimiento
reducido, por ejemplo, intentar
limitar la utilización
constante de productos fitosanitarios,
el menor uso de maquinaria con
gasto de combustible, el reciclaje,
etc..
Está
demostrado que un jardín
diseñado y mantenido
con criterios de uso eficiente
del agua consume apenas una
cuarta parte del agua de
riego que se gasta en un jardín
convencional.
Si
tienes problemas de escasez
de agua, es de mala calidad
o simplemente quieres tener
un jardín con pocas o
mínimas necesidades de
riego, léete estas páginas
porque tienes todos los aspectos
a considerar para llevarlo a
cabo.
Estudiaremos
los siguientes temas en esta
serie de artículos:
- Diseño del xerojardín
- El suelo
- Selección de las especies vegetales adecuadas
- El césped
- Alternativas al césped para cubrir el terreno
- Acolchado o mulching
- El riego
- Otros
consejos para ahorrar agua
1.
Diseño del jardín
(xerojardín)
Zonificación
Lo primero es planificar sobre
el papel la distribución
de las plantas agrupando
las especies según sus
necesidades de agua. Por
ejemplo, es un error plantar
una Hortensia (necesita bastante
agua) al lado de un Romero (necesita
poca agua) ya que se va a regar
con la misma cantidad a una
planta que a otra, recibiendo
el Romero un exceso perfectamente
evitable si se planta en otro
lugar junto a plantas de similares
requerimientos hídricos
como podría ser un Lentisco,
una Adelfa,...
En
este sentido distinguimos tres
niveles: las especies que tienen
un consumo de agua bajo, medio
o alto, y habría en consecuencia
tres tipos de zonas:
- Zona seca, plantada con especies autóctonas donde no será necesario regar casi en todo el año. Sólo riegos de apoyo.
- Zona de riego moderado donde aportaremos ocasionalmente agua a las especies más exigentes y a las plantas capaces de formar tapices, que al principio necesitarán un poco de ayuda para extenderse más rápidamente.
- Zona
húmeda en la que
las necesidades de riego serán
mayores y, por lo tanto, intentaremos
que sea la más pequeña.
- Puedes
jugar con estos tres tipos de
necesidades. Quizás quieras
tener un jardín donde
todo él sea "zona
seca" o mitad y mitad con
"zona de riego moderado",
o que predominen las zona de
riego moderado con algo de zona
húmeda, etc..
Borde que recibe más riego
En los bordes del césped que es donde cae más agua aprovéchalo para plantar la que más agua necesiten.
Sombra protectora
Para proteger del sol deshidratador crea sombra plantando árboles o instalando una pérgola con trepadoras. Además, una sombra parcial será muy favorable para favorecer el establecimiento de las recién plantadas en momentos calurosos.
Protege del viento ya que es otro secante para las plantas. Los cortavientos es mejor que sean permeables, es decir, que el viento los puede atravesar, a diferencia de un muro que no es permeable y provoca turbulencias al otro lado. Opciones:
- Setos. Inconvenientes: tarda tiempo en formarse, requiere mantenimiento, ocupan espacio y compiten por el agua con las plantas cercanas.
- Masas de árboles, arbustos y trepadoras proporcionan protección del viento, sombra y frescura.
- Valla cubierta con trepadoras.
- Lámina de brezo, mimbre o cañizo.
- Mallas de plástico.
Planta a más distancia de la normal unos ejemplares de otros para reducir la competencia por el agua. Así es como se encuentran las plantas en estado silvestre.
2. El suelo y cómo mejorarlo
El estudio del suelo es de vital importancia. Servirá para elegir las especies que mejor se adapten a él y para mejorar alguna de sus características si es necesario:
Medición de pH
Si el pH es extremo, es decir, muy ácido o muy alcalino, se puede subir o bajar respectivamente.
Si la textura es muy arenosa o muy arcillosa, también se puede corregir aportando materia orgánica en ambos casos y en suelos muy arcillosos además de la materia orgánica, arena de río lavada gruesa.
Materia orgánica
Si es pobre en materia orgánica, se puede y se debe hacer una enmienda orgánica con estiércol, compost, mantillo, turba, humus de lombriz, etc.. Aunque las enmiendas orgánicas antes de plantar tiene sus detractores en Xerojardinería porque desarrolla un sistema radicular, en el caso de árboles y arbustos, menos profundo.
Si el suelo es salino tiene su tratamiento, empezando por elegir plantas tolerantes a la salinidad.
Si es pobre en nutrientes minerales, como el fósforo, potasio, hierro, etc., se pueden aportar con fertilizantes químicos.
Si el suelo es poco profundo, tiene un subsuelo duro a por ejemplo, 30 cm. de profundidad, se puede aportar una capa de tierra vegetal, aunque sean 10 cm.
Mal drenaje
Si el drenaje es malo, se pueden instalar tubos de drenaje, dar pendientes al terreno hacia fuera, añadir arena y materia orgánica, etc..
Suelo escaso
De todas formas, en general, y con la filosofía de la Xerojardinería, es más eficaz elegir especies vegetales que se adapten lo mejor posible a las condiciones del suelo en lugar de ir rectificando unas y otras. Por ejemplo, el pH. Si resulta que tu suelo es calizo (pH 8, por ejemplo,), no te empeñes en plantar una Azalea que exige suelo con pH ácido (menos de 6,5) intentando bajar el pH original de 8. Es más eficaz seleccionar especies adaptadas al suelo alcalino, que hay muchísimas, por cierto. Lo mismo que si tiene una salinidad elevada, que aunque puede mejorarse con un buen sistema de drenaje, es mejor elegir especies tolerantes. O si el suelo es pobre no plantes especies que gusten de suelos ricos, elige plantas más sufridas. Para cualquier circunstancia tienes donde elegir alternativas. Una mejora del suelo interesante es el uso de unos productos llamados retentores de humedad o hidroretentores, por cierto, bastante desconocidos por el aficionado en general.
Estos productos absorben agua de lluvia y de riego normalmente hasta 400 veces su propio peso y la restituyen en función de las necesidades de la planta, con el consiguiente ahorro de riegos. Otros retentores de agua son de origen natural: diatomitas calcinadas a 900º.
Es positiva la utilización de estos retentores de agua (polímeros absorbentes o hidrogeles), sobre todo cuando se trata de nuevas plantaciones en climas secos que no van a tener un mantenimiento de riegos periódicos. También se emplean en la ejecución de campos de golf y céspedes familiares mezclando una determinada cantidad con el suelo (ver dosis en los envases) y para plantación de árboles, arbustos y parterres de flores igual, mezclando con la tierra en el momento de plantar.
SIGUE (plantas ornamentales y césped)