Calidad del agua de riego


 

El agua que bebemos o que usamos para regar nunca es pura, sino que lleva disueltas sales y sustancias diversas. Algunas aguas pueden contener más sales de la cuenta o llevar contaminantes de diverso tipo. Siempre es importante saber cómo es el agua que estamos utilizando para regar, especialmente si se usa agua de un pozo.

En este artículo te expondré los tipos de aguas con las hay que tener cuidado. Son cosas un poquito técnicas pero interesantes. Vamos allá.

- Agua salina
- Agua calcárea
- Agua con elementos tóxicos
- Agua de depuradora


1. Aguas salinas

Sales cristalizadas en un suelo salino

Si utilizas agua de un pozo, es conveniente conocer cómo es ese agua. Para ello, se lleva una muestra (1 litro) a analizar a un laboratorio que hagan análisis de agua para riego.Es lo más exacto.

El análisis nos dirá si el agua es SALINA o no lo es. Y en caso de que lo sea, hay que ver si lo es mucho o poco. Un agua que contenga más de 1 gramo de sales por litro, ya puede dañar a nuestras plantas.

 


Césped seco por usar agua salina


Regar con un agua salina provoca los siguientes males:

• La planta, aunque reguemos bastante y tenga agua en las raíces, éstas no pueden absorberla y se marchitan, a pesar de que, repito, tengan agua en el suelo. Esto es algo que puede parecer extraño. Se produce por un fenómeno llamado ósmosis. El césped se llega a secar.

• El cloro (Cl) y el sodio (Na) que contienen las aguas salinas son tóxicos para las plantas.

• Además, en el caso de césped recién sembrado, regando con aguas salinas, las semillas germinan menos y se producen grandes calvas.

Vemos, por tanto, que utilizar aguas salinas, perjudican gravemente al césped. Ahora bien, hay unas especies que las toleran mejor que otras (Gramón -Stenotaphrum secundatum- y Bermuda -Cynodon dactylon- aguantan bastante).

¿Qué hacemos si nos vemos obligados a regar con agua que es salina?

Bueno, lo primero, es ver si podemos buscar otra fuente de agua y no usar ese agua. Si no es así, las medidas a tomar son:

  1. Elige especies de Césped que aguanten el agua salitrosa.

    En climas cálidos el Gramón (Stenotaphrum secundatum), la Bermuda o Grama (Cynodon dactylon) se utilizan mucho y son bastante tolerantes. En climas templados y fríos, Festuca arundinacea (Festuca arundinacea) y Ray-grass inglés (Lolium perenne) tienen una cierta resistencia.

  2. Mejora el drenaje para que con el riego y la lluvia arrastren las sales en profundidad y no se acumulen en la superficie, donde están las raíces.

    El drenaje se mejora con las siguientes medidas:

    - Instalando tubos de drenaje.

    - "Pinchando" el césped y escarificando por lo menos 1 vez al año.

    - Haciendo enmiendas de arena y de materia orgánica en suelos arcillosos para airearlos y esponjarlos.

    - Procurando que no haya hondonadas donde se acumule el agua.

  3. Riega con cantidades de agua mayores de lo normal. Además, da cada mes o cada dos meses un riego fuerte para arrastrar las sales en profundidad, fuera de la zona de las raíces.

  4. Se puede mejorar el agua salina mezclándola con agua buena, pero esto es poco factible a nivel práctico, a no ser que tengas un aljibe o alberca.


2. Aguas calcáreas ('duras')

 

Hay también aguas duras, con mucha cal. Las aguas duras en sí mismas no son perjudiciales para la mayoría de plantas, pero forman depósitos calcáreos en las instalaciones de riego y manchas blancas en las plantas. Si se trata de plantas acidófilas, como la Hortensia, la Camelia, el Brezo, etc., sí qué les perjudica, puesto que alteran el pH del suelo. En el Césped el problema está en posibles depósitos de cal en los elementos de riego, no en la hierba propiamente dicha.

Para saber si tienes un agua dura, puedes llevarla a analizar a un laboratorio. O hacerlo tú con unos reactivos que venden en acuarios o centros de jardinería, aunque es menos exacto. Por último, puedes consultar a tu compañía de aguas local o al servicio de aguas de tu municipio. Un medidor de pH te dice también si es caliza o no.

Se puede disminuir la dureza del agua con este truco:

Añade unas gotas de algún producto ácido como limón o vinagre para regar plantas como azalea, hortensia, camelia, rododendro, brezo, gardenia, etc.

Esto es factible para pequeñas cantidades, por ejemplo para regar plantas de interior. Para el césped habría que recurrir a equipos de descalcificación o, mucho mejor, aunque más caro, la ósmosis inversa.

3. Aguas con elementos tóxicos

Las aguas, aparte de las sales, pueden contener otros elementos tóxicos: Cloro, Sodio, Sulfatos, Boro, Cadmio, Niquel, Zinc, etc. que en cantidades altas producen daños. Sólo un análisis de laboratorio del agua nos podrá decir si contiene alguna de estas sustancias peligrosas en cantidades preocupantes.

4. Aguas residuales recicladas

 


Estación depuradora de aguas residuales


Las aguas residuales recicladas de uso doméstico o industrial se están usando cada vez más para regar, sobre todo en climas más secos, donde el agua es más cara y escasa.

El Césped es el tipo de plantas que mejor van con este tipo de aguas, pero precaución con lo que se riega, ya que pueden contener sales, elementos tóxicos (Boro de los jabones y detergentes, Sodio, Cloro, Cadmio,...) y contaminantes biológicos (bacterias, protozoos, telmintos y virus).

Son aguas que se autorizan para el uso en jardines, pero que nunca se sabe lo que pueden traer.

Resumiendo:

El agua que usamos de la Red general que nos abastece la casa para consumo, es raro que dé problemas para regar el césped. No así el agua de pozo, que puede ser salina o caliza. Analízala para saberlo. Si usas agua de depuradora para regar, analízala también o que te informen de sus característacas el servicio suministrador (sales, elementos tóxicos, sustancias contaminantes, etc.).



Agua de riego