
Tomates
Lycopersicon
sculentum


Foto de Tomates

1. Introducción
El tomate es la hortaliza
más importante en el mundo.
Existen muchas variedades
y cada poco tiempo salen nuevas al
mercado. Las variedades comerciales
son híbridos F1, más
productivas, homogéneas e incorporan
resistencia a enfermedades, pero no
son adecuadas para dejar semillas
para el año siguiente.
El porte puede ser
rastrero, arbustivo o erecto. Hay
variedades de crecimiento limitado
(determinadas) y otras de crecimiento
ilimitado (indeterminadas).
Los frutos son asurcados, lisos o
de pera y los colores, rojo, amarillo,
naranja, rosado o blancos. Usos: para
consumo fresco o para industria.
Gracias al cultivo
en invernaderos hay producción
durante todo el año. Con fechas
de España (Hemisferio Norte)
hay:
Tomate precoz (invernadero): 1 enero
al 31 mayo
Tomate de estación (aire libre):
1 junio al 30 septiembre
Tomate tardío (invernadero):
1 octubre al 31 diciembre
2. Clima
Al tomate le gusta
el clima cálido; muere con
heladas (temperatura inferiores a
0º C).
Las temperaturas
óptimas para su crecimiento
se encuentran en unos 25º C por
el día y entre 15 y 18º
C por la noche. Por debajo de los
12º C se detiene el crecimiento
y por encima de 30-35º C también
hay problemas, en este caso para la
polinización (polen estéril).
3. Suelo
No es exigente en
cuanto a suelos, aunque prefiere los
sueltos y ricos en materia orgánica.
Sí es muy importante, como
en todas las hortalizas, que el
drenaje sea bueno, es decir, que
no se encharque durante largo tiempo.
Lo más destacable
en cuanto al suelo es que se trata
de una especie con cierta tolerancia
a la salinidad. De ahí
que admita el cultivo en suelos ligeramente
salinos o el riego con agua algo salitrosa.
4. Siembra de
tomates
Las semillas se pueden
sembrar directamente en la tierra
del huerto, pero lo más habitual
y recomendable, es hacer previamente
un semillero o almárciga, es
decir, sembrarlas en bandejas o macetas
y luego, cuando tengan unos 15 cm.
trasplantar al suelo las plantitas.
De esta forma, adelantamos
el periodo de cultivo, ya que los
semilleros se pueden hacer a cubierto
a finales de invierno, cuando todavía
hace frío al aire libre.
a)
Siembra en la tierra
Como digo, es preferible
hacer un semillero, pero si quisieras
sembrar directamente en el suelo se
hace así:
Esparce las semillas
y tápalas con una capa de un
centímetro de tierra suelta.
A continuación, cubre con una
lámina de plástico transparente
de polietileno, un saco de esparto
abierto por la mitad o alguna manta
vieja que servirá a modo de
invernadero proporcionando calor y
protección de la lluvia fuerte.
La siembra no puede
hacerse en el exterior hasta que las
temperaturas nocturnas sean superiores
a 10ºC.
Riega a menudo, según
la climatología, cada uno o
dos días. Una vez nacidas las
plantas, retira la protección.
b)
Siembra en semilleros o almárcigas
Es lo más
habitual, de hecho, puedes evitar
este paso comprando las plantitas
en viveros que hacen por tí
o por el agricultor el semillero.
Los semilleros
se comienzan desde mediados de invierno
en adelante (en España,
a partir de mediados de febrero).
En el Norte o climas más frescos,
se hacen más tarde, a principios
de abril, pero en regiones calurosas
si se siembran demasiado tarde se
le echa encima el calor a la planta
y no tiene tiempo de crecer tanto,
por lo que la producción de
tomates es menor.
Usa bandejas de alveolos
y llénalas de turba sola o
mezclada con arena de río mitad
y mitad.
Coloca 2 ó
3 semillas en el centro de cada celda
o alveolo para más seguridad
y cúbrelas ligeramente. [Ver
fotos superiores]
Para acelerar la
germinación, cubre el semillero
con un plástico sin que
toque el sustrato, que quede levantado
como unos 25 cm., y no cerrado del
todo, que tenga ventilación.
A una temperatura constante de 25º
C la germinación se realiza
en seis días, a 35ºC en
nueve días y a 10ºC en
cuarenta y cinco.
Riega con mucha suavidad,
para que no se muevan las semillas,
y mantén la turba húmeda,
no encharcada.
Plántón listo para la
tierra
Cuando salgan las
plantitas, y tengan dos hojas, deja
la que veas más fuerte, y quitas
las otras. Cuando tengan unos 15 cm.
de altura, ya están listas
para trasplantar al suelo.
Tomates
al aire libre
El tomate se puede
cultivar al aire libre o en invernadero.
Para el aficionado, lo más
común es en el huerto al aire
libre, pero para el agricultor profesional,
el cultivo en invernadero es muy importante.
Seguimos con el cultivo al aire libre:
5. Plantación
de tomates
En otoño,
labra bien el terreno a 30 cm. e incorpora
un buen abonado orgánico,
mezclándolo homogéneamente.
Es muy importante hacer este abonado,
será la base alimenticia para
el cultivo.
Dosis orientativa
de estiércol: 3 kilos por metro
cuadrado. Si no usas estiércol
animal, sirve el compost casero, mantillo
u otros abonos orgánicos.
No plantes en el
exterior hasta que haya desaparecido
el riesgo de heladas.
La forma de plantación
es en hileras, entutorados con cañas.
Prepara caballones
de tierra dejando un surco entre caballón
y caballón. Del centro de un
caballón al centro del otro,
que haya unos 60-70 cm. (separación
entre líneas).
Planta las plantitas
sobre los caballones con una separación
de 40 cm entre planta.
6. Entutorado
Es fundamental entutorar
las tomateras para que la planta se
mantenga erguida y evitar que los
frutos toquen el suelo.
Antes de la primera
planta plantada y despues de la última,
clava dos cañas uniendolas
en V invertida. En la parte alta de
la V le atas otra caña en direccion
a la V del otro lado.
En esa caña
cruzada atas cuerdas encima de cada
tomate, que lleguen al suelo. El otro
extremo de la cuerda lo atas a la
planta de tomate y conforme crezca
vas enrollando la cuerda en su tronco.
Los tallos se atan
con rafia suficientemente flojos con
el fin de que no les afecte en su
crecimiento.
Se puede dejar 1,
2 ó 3 tallos principales.
7. Riego
Es frecuente el riego
por surcos, inundando el espacio que
queda entre caballón y caballón.
Se dan unos 10-15 riegos con un intervalo
de 7-12 días entre riego y
riego. Otro método muy habitual
y cómodo es el riego por goteo
y menos usado, el de aspersión.
- Las hortalizas son sensibles tanto al exceso como al defecto de agua. Cuidado con esto.
- Riega preferiblemente por la mañana temprano o por la tarde después de la puesta del sol.
- El exceso de riego o de fertilizantes hacen que el fruto pierda sabor.
- No riegues nunca
las plantas justo antes de la recolección.
La fertilización en los huertos caseros se basan en el estercolado previo a la plantación (puede ser estiércol animal de vaca, oveja, caballo..., compost, mantillo, etc.); nada más, con eso es suficiente.
El cultivo comercial hace uso intensivo de fertilizantes químicos para obtener una mayor producción, frutos más gordos y "bonitos", pero menos sabrosos.
No obstante, si la tierra de cultivo fuese pobre en nutrientes o los primeros racimos de flor aparezcan pobres o las hojas no crecen, tienes la posibilidad de hacer un abono de cobertera cuando las plantas estén ya instaladas en primavera aportando un fertilizante compuesto N-P-K (Nitrógeno, Fósforo y Potasio).
9. Destallado


Una labor muy importante consiste en ir quitando los brotes que salen en las axilas de las hojas cada 10 días más o menos. Si no los quitas, darán lugar a nuevos tallos, se formará una maraña de planta, y los tomates serán mucho más pequeños.
Con esto, lograrás que la planta produzca frutos más grandes y de mejor calidad, y al mismo tiempo tendrás una planta más fuerte, con menos follaje, que dedicará toda su energía a los frutos.
Por tanto, todos los brotes laterales que salen de las axilas de las hojas o en la base de la planta se suprimen a medida que van apareciendo (cuando midan unos 3 cm. ). Si el brote está tierno se corta a mano, simplemente doblando el tallo hasta que se desprenda; si el tejido ha desarrollado rigidez, es mejor cortarlo con tijera de poda.
El brote terminal no lo cortes porque es el que conduce a la planta hacia arriba. Córtalo cuando lleguen los primeros fríos y la planta esté finalizando su ciclo, para ayudar a madurar mejor los últimos tomates que tenga.
10. Escardas
Se trata de una cava muy ligera para mantener la tierra suelta, impedir la formación de costra y eliminar las malas hierbas que vayan saliendo a lo largo del cultivo. Se hace muy superficial para no romper raicillas del cultivo.
11. Acolchado
El acolchado es una práctica recomendable pero no imprescindible. Consiste en extender en primavera una capa de unos 2 cm de turba, compost descompuesto o mantillo de hoja entre las plantas jóvenes, una vez que éstas estén establecidas. El acolchado reducirá la pérdida de agua, aportará nutrientes y evitará la aparición de malas hierbas.
12. Deshojado
Quita algunas hojas cuando los tomates están ya grandecitos, para empezar a madurar, empezando por abajo, para que no quiten sol a los frutos.
13. Recolección de tomates
Una planta produce de 2 a 3 kg de frutos, según las variedades, por lo que se puede esperar un rendimiento de 6 a 8 kg por m2. Si destinas 10 m2 al cultivo de tomates, obtendrías 60-80 kilos.
La recolección es escalonada y larga. Comenzará a las 10 ó 12 semanas después de la siembra. Los de tu huerto los puedes ir sacando a medida que los necesitas, si para ensaladas, mas firmes aunque no necesariamente verdes y los que van quedando rezagados y maduran mas en la plata úsalos para salsas, conservas o asados.
Antes de que hagan su aparición las primeras heladas (si es el caso) conviene recoger los que todavía estén verdes y colocarlos en una habitación o almacén extendidos sobre paja. Aquí terminarán su proceso de maduración.
No guardes cebollas y tomates juntos porque se favorece la pudrición.
PLAGAS, ENFERMEDADES Y TRASTORNOS DEL TOMATES

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