
Trasplante de arbustos
Esta operación consiste en extraer un arbusto
del lugar donde está plantado y volverlo a plantar
en otro sitio o bien, meterlo en una maceta.
Las razones para tener que trasplantar un arbusto pueden ser muy diversas. Por ej.: si el arbusto está estorbando en ese lugar; si queremos poner otra cosa ahí; si es necesario aclarar un grupo porque está muy denso, etc. En lugar de cortarlo y tirarlo a la basura, se debe intentar su trasplante y aprovecharlo (recuerda que un arbusto de porte mediano o grande tiene un alto valor económico).
Tres
consideraciones previas respecto a los trasplantes:
Hay especies que son más difíciles
de trasplantar que otras. A unas les cuesta más
superar el trauma que supone el romperle una gran parte
de su sistema radicular. Un ejemplo: el Madroño
(Arbutus unedo) es bastante complicado de trasplantar,
no lo superan.
En cambio, otros arbustos son muy duros y agarran bastante
bien, aunque siempre es un shock y será necesario
un tiempo hasta que se recuperen y retomen su crecimiento
normal.
Un arbusto grande siempre es más complicado
de trasplantar que uno pequeño. Y no sólo
por el peso al moverlo y por su volumen, sino porque
pierde muchas raíces y no puede
abastecer de agua a tantas hojas. Consecuencia: tiene
más riesgos de no agarrar. Siguiendo con el ejemplo
de antes: Un Madroño ya es difícil de
trasplantar aunque sea pequeño, pero imagínate
si además es grande (aunque es posible: abriendo
la zanja un invierno y volviéndola a tapar y
el invierno siguiente se saca escayolando el cepellón).
El trasplante se debe hacer cuando la planta esté
en descanso, o sea, en invierno. NO en pleno crecimiento
y actividad. Hacerlo en primavera o verano supone dejar
al arbusto sin apenas raíces en un momento en
el que las hojas y las flores están pidiendo
mucha agua. Otoño también puede
ser bueno, pero NO en zonas mediterráneas,
donde los otoños suelen ser cálidos y
las plantas siguen creciendo bastante.
En
invierno, debe evitarse los momentos más fríos
y con heladas.
Los
pasos para trasplantar un arbusto son:
1.
Lo primero que se hace es atar las ramas con una
cuerda para poder trabajar cómodamente en
la base del arbusto.
2.
La tierra debe estar algo húmeda, no seca.
3.
Se abre una zanja que rodee al arbusto con la azada
y se va profundizando hacia adentro, hasta que queda
suelto el cepellón (masa de tierra pegada a las
raíces).
Si
el arbusto es mediano o pequeño y de hoja caduca,
podemos sacarlo a "raíz desnuda",
esto es con
las raíces peladas, sin tierra pegada a ellas,
sin cepellón. Aunque siempre es mejor trasplantarlo
con cepellón.
Si el arbusto es de hoja perenne, ya sea de tamaño
pequeño, mediano o grande, hay que trasplantarlo
OBLIGATORIAMENTE con cepellón.
El
cepellón se envuelve con un plástico duro,
una tela de arpillera, una lona, etc., y lo atamos fuerte
para evitar que se desmorone. Es muy importante que
el cepellón no se rompa si se trata de arbustos
perennes.
4.
Cuando el arbusto que queremos trasplantar es de TAMAÑO
GRANDE, sea de hoja perenne o de hoja caduca, habrá
que hacer un escayolado del cepellón, ya
no vale simplemente sujetar el cepellón para
que no se desmorone con una tela o lona, es necesario
algo más sólido como el escayolado.
¿Esto
en qué consiste? Consiste en envolver el cepellón
con una tela metálica o bien, con tiras de esparto,
a la que se aplica escayola. Al día siguiente
el cepellón gordo ya está sólido,
firme y duro y se puede mover sin riesgo a que se rompa.
5.
Una vez preparado el cepellón hay que trasladarlo
de sitio. Aquí probablemente necesitarás
ayuda, a menos que sea un arbusto pequeño o que
se haga a raíz desnuda. Un cepellón gordito
pesa bastantes kilos. Incluso puede ser necesaria una
pala mecánica (con escayolado casi seguro que
sí).
6.
Se planta en su nueva ubicación haciendo un
buen hoyo y mezclando la tierra con un abundante abonado
orgánico (estiércol, mantillo, turba,
etc.), para que las raíces se encuentren con
un entorno esponjoso, mullido, aireado y rico en nutrientes.
No es necesario aportar abono mineral (15-15-15, nitratos,
fertilizantes lenta liberación, etc.) en el momento
de plantar; con el abonado orgánico es más
que suficiente.
7.
Una vez trasplantado se le da una poda cortando el
tercio superior de las ramas o incluso a la mitad de
su longitud, dependiendo del volumen de raíces
que le hayan quedado.
8.
El riego no debe faltarle a la planta en cuanto empiece
a brotar. Recuerda que tiene un sistema radicular
muy dañado, escaso y débil.
Aminoácidos y Extractos
de algas
9.
En el mercado existen 2 productos útiles para
ayudar a superar el trasplante:Aminoácidos
y extractos de algas.
Son
productos nutricionales que aplicados sobre la planta
pulverizando las hojas le ayuda a superar un traúma
vigorizándola. Por ejemplo, los traúmas
del trasplante, sequías, daños por heladas,
granizadas, transportes, plagas y enfermedades, "quemaduras"
por plaguicidas mal empleados o por herbicidas, etc.
Se usan sobre todo para activar el metabolismo del vegetal,
por lo que es un complemento a su abonado mineral correspondiente.
Muy recomendables.